jueves, junio 05, 2008
Donde haga falta
Y este podría ser perfectamente el lema de una serie de personajes que inician un viaje que va marcado por la música de tres acordes. Tres acordes que dan para varias vidas, aunque parezcan simples, llenan todas ellas.
Aquel fin de semana llevaba años dándo que hablar, un festival lo daría todo por tener una oportunidad de tener a una banda como esa, al final el dinero suele vencer al empeño, pasa muchas veces, pero de alguna manera el que la sigue la consigue. Así que si Roslie no va al granuja, el granuja va a ver al Roslie.
Una jornada de convivencia excepcional, y es que hablar de música durante unas veinte horas seguidas es un ejercicio terapeútico increíble, un poco malo mezclado con mucha cerveza, pero con la justa y saboreandola encajan las piezas. El rock nos hizo libres en los sesenta cuando no lo eramos y nos lo hace ahora que el espiritu se encuentra desecho como helado en el desierto de Calanda, porque nos une, nos hace sonreir, pasarlo bien bailandolo de manera tribal e incluso aprendiendo con él.
Cuarenta y ocho años después de la formación original, yo iba muy mentalizado, allí me iba a encontrar a gente a la que el tiempo había hecho justicia, habían sido uno de las bandas que más habían dado continuidad a un rock muy querido por poca gente y lo habían vuelto crudo y real como su nombre dice. Dos grandes discos a sus espaldas y el mercado los quebró por la mitad, pero ahí estaban, y nostalgicos todos, montabamos en un bus dispuestos a llegar hasta donde hiciera falta.
Tras seis horas aterrizamos justo enfrente del escenario dónde The Sonics probaban amplificadores actuales, a 220, sacando pequeños acordes de las canciones que todos queriamos escuchar con ellos y que enseguida nos eclipsaron a todos por poco que fueran. El diluvio fue real, de agua y gente que llenaban la sala Santana de Bilbao, dónde más de 1500 personas ganarían en felicidad al ver un show cargado de hits y dónde los brazos en lo alto chocaron con el puño de Gerry Roslie que escondía sus arrugas detrás de sus teclados y su atril.
Mención especial a Los Chicos, que para mí ya son la mejor banda de rock and roll español del momento y que no podían ser sino ellos la banda que abriera una noche que terminó con una actuación de The Meows que aplastaron un fin de semana pasado por agua y nos lo comimos con pan de nuestra tierra!
+ SPECIAL GUEST: LEONOR! leonor@lacotorra.orgAquel fin de semana llevaba años dándo que hablar, un festival lo daría todo por tener una oportunidad de tener a una banda como esa, al final el dinero suele vencer al empeño, pasa muchas veces, pero de alguna manera el que la sigue la consigue. Así que si Roslie no va al granuja, el granuja va a ver al Roslie.
Una jornada de convivencia excepcional, y es que hablar de música durante unas veinte horas seguidas es un ejercicio terapeútico increíble, un poco malo mezclado con mucha cerveza, pero con la justa y saboreandola encajan las piezas. El rock nos hizo libres en los sesenta cuando no lo eramos y nos lo hace ahora que el espiritu se encuentra desecho como helado en el desierto de Calanda, porque nos une, nos hace sonreir, pasarlo bien bailandolo de manera tribal e incluso aprendiendo con él.
Cuarenta y ocho años después de la formación original, yo iba muy mentalizado, allí me iba a encontrar a gente a la que el tiempo había hecho justicia, habían sido uno de las bandas que más habían dado continuidad a un rock muy querido por poca gente y lo habían vuelto crudo y real como su nombre dice. Dos grandes discos a sus espaldas y el mercado los quebró por la mitad, pero ahí estaban, y nostalgicos todos, montabamos en un bus dispuestos a llegar hasta donde hiciera falta.
Tras seis horas aterrizamos justo enfrente del escenario dónde The Sonics probaban amplificadores actuales, a 220, sacando pequeños acordes de las canciones que todos queriamos escuchar con ellos y que enseguida nos eclipsaron a todos por poco que fueran. El diluvio fue real, de agua y gente que llenaban la sala Santana de Bilbao, dónde más de 1500 personas ganarían en felicidad al ver un show cargado de hits y dónde los brazos en lo alto chocaron con el puño de Gerry Roslie que escondía sus arrugas detrás de sus teclados y su atril.
Mención especial a Los Chicos, que para mí ya son la mejor banda de rock and roll español del momento y que no podían ser sino ellos la banda que abriera una noche que terminó con una actuación de The Meows que aplastaron un fin de semana pasado por agua y nos lo comimos con pan de nuestra tierra!
LOS FRESONES REBELDES Llama
Pese a quien le pese, Los Fresones Rebeldes fueron uno de los grupos más importantes para el pop en castellano durante todos los 90. Con ellos cambió el rumbo, las visión y el espíritu punk, echando por tierra cualquier tipo de prejuicio. Esa reivindicación del amateurismo fue lo que les hizo grandes. Recuperamos esta versión del clásico de Chris Montez: “Call me”, grabada para un disco de homenaje a Flor de Pasión.
Después de noches de carnavales, llegan días de pereza y de verdades con bufanda. Y buscas compañía para compartir los fuegos artificiales, la magia de la profundidad de los excesos. La confianza de alguien con aliento suficiente para curar heridas y poner tiritas. La garantía de un tacto suave y una voz amiga mecedora. Los cuentos de cartulina y la novela negra de los hechos. Caricias y tortazos. El silencio roto en medio de un océano de confidencias. El calor que, siempre, pase lo que pase, encontramos en ese regazo de terciopelo.
Edición 96
SCOUT NIBLETT: Kiss (This Fool Can Die Now)
SALIERI: Frogs, Lemons, Sea (Frogs, Lemons, Sea)
THE BLACK KEYS: Psycotic Girl (Ohio)
GNARLS BARKLEY: Run (The Odd Couple)
BO DIDDLEY: Crackin' Up (The story of Bo Diddley)
MEOWS: Don't burn Baby
BIS: Eurodisco (The Green Room VVAA)
J.F.SEBASTIAN: That Time (Ten Fingers-Avance)
OJO NO CAIGAS: Sopa de purín (Ojo no caigas)
CRYSTAL CASTLES: Crimewave (Crystal Castles)
THE WHIP: Trash (X Marks Destination)